Oficialmente llevo un año estudiando en la UCA. Extraoficialmente, llevo materias extra como Cafetería I, Biblioteca de la I a la III, Estudios de la estupidez en la juventud casi completados, ese tipo de cosas. Hasta ahora, el problema es que no me he acostumbrado.
La UCA es como una gran nave nodriza y nadie sabe de qué. Primero los jesuitas: estudié en un colegio jesuita por doce años y decidí refundirme en una universidad jesuita quién sabe porqué. Una de las pocas desventajas son los días feriados, como el día de las Madres y eso: los jesuitas no tienen madre, así que tampoco sus alumnos. Pero eso es lo peor ya que, por lo demás, si no es que se le tiran encima a quien diga que los Macabeos fueron un grupo de amantes de la paz o a quien ose usar de mala forma cualquier término compuesto con el adjetivo "social" al final, son más mansos que los pajaritos de Francisco de Asís. Y careros.
Pero la universidad, esta universidad, es menos particular que sus fundadores. Es rara. Tiene varias paradas de buses distribuidas al rededor de la periferia, donde los entes uniformados de tenis, camisetas y jeans bajan, suben, vienen, van, son asaltados y en algunos casos mueren. Desde que empecé a tomar el bus me di cuenta de que podía ir a cualquier lado. O algo así. Pero de aquí no quiero hacer ni ir a ningún lado.
Siempre pensé que tener la biblioteca a mi disposición iba a ser una aproximación al Nirvana tántrico de Madame Blavatsky. Pero, otras razones aparte, es casi una zona muerta. La gente tiene cara de pendeja. El único alivio lo encuentro en las tiendas de dulces pero, la variedad es tan grande, hasta eso tiene una problemática oculta. Al meterse en la facultad de ingeniería uno sale oliendo a supositorio Si los alumnos son pendejos, los profesores les llevan títulos y doctorados por delante que los acreditan como über palurdos del neolítico de un planeta sin oxígeno. Y mis padres me dejan una hora antes de mi primera clase, siete y media de la mañana; será, oh, Señor, el karma. Ahorita me traje la compu, desayuné con ella.
Tengo una renunión en, digamos, diez minutos. De esas que tenés que atender o te bajan un punto si tu grupo no está completo. El problema es que no está completo si uno toma en cuenta ciertos cerebros en perenne estado ausente. Pero no voy a evitar decir esto: soy el estudiante más pésimo entre todas las cabecitas pendejas que se sienten más inteligentes que las que la rodean. Ya me putearon suficiente ayer, así que basta.
Ah, Pat Bateman, dame un beso.
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